Nunca termina de gustarnos hablar de algo que no está publicado en el BOE o en un Boletín Autonómico o Provincial y, por lo tanto, no está en vigor pero, en esta ocasión, se le está dando tanto bombo al anuncio de una reforma fiscal (la enésima) que nos vemos obligados siquiera a plantear algunas novedades que se van conociendo a sabiendas que, desde el anteproyecto que circula ahora a la ley que estará en vigor próximamente, puede haber variaciones que alteren parte de lo que aquí vamos a comentar
Con esta salvedad, el Gobierno dice que se trata de una “rebaja generalizada de impuestos”. Lo hace por la vía de bajar los impuestos directos (IRPF y Sociedades), reduciendo el número de tramos en las tarifas, tanto del IRPF como del Impuesto de Sociedades, lo que produce un problema de pérdida de progresividad (en el caso del IRPF) pero sobre todo de capacidad de recaudación. La imposición directa pierde protagonismo frente a los impuestos indirectos, sobre el consumo, que no se tocan, que son siempre menos progresivos y que tienen una mayor incidencia en las rentas más bajas. En otras palabras, se baja la aportación fiscal de las rentas (del trabajo, de capital, (con matices)…) y se mantiene (por ahora) la aportación fiscal por la vía del consumo. Y decimos por ahora, porque no se descarta, incluso, una subida del IVA por la vía de la reordenación de las actividades y los tipos del impuesto (superreducido, reducido y normal). Se estima que un 72% de los declarantes tendrán una rebaja media del 23,5% y las rentas inferiores a 12.000 euros no van a tributar por el IRPF. (más…)